Luego de años de espera finalmente los Swans arribaron a Sudamérica. El debut del tour se produjo el martes 2 de agosto en el característico escenario de Palermo Hollywood ante alrededor de 700 personas, en su mayoría fans de la banda y curiosos que no quisieron perderse una experiencia única. Aquí la crónica de lo sucedido.
Fotografía: Pablo Astudillo
En una época en la que los regresos de los grupos de rock que se habían separado es moneda corriente, no es exagerado afirmar que la vuelta de Swans rankea como una de las más exitosas de todos los tiempos en cuanto a su nivel artístico. «My Father Will Guide Me up a Rope to the Sky» (2010), «The Seer« (2012), «To Be Kind« (2014) y el reciente «The Glowing Man« (2016) conforman una tetralogía que iguala y a veces supera a los mejores momentos del grupo que lidera Michael Gira desde los años 80. Un combo inclasificable que lo tiene como único miembro estable, y que logra unir a todas las tribus de desclasados que desean vivir emociones fortísimas.
Viejos punks, hardcores, amantes del rock industrial, heavy metaleros, periodistas, jóvenes indies, algún que otro músico y curiosos conformaron esa extraña mezcla que se dio cita el martes 2 de agosto en Niceto para ver, por primera vez en la Argentina, a Swans en vivo. La expectativa era altísima: se sabía, por lecturas o por compartir charlas con aquellos afortunados que ya los habían visto, que Swans es de esas bandas que al menos una vez merecen ser experimentadas en directo. Y los tapones para los oídos que la organización entregaba apenas se cruzaba la puerta de entrada a Niceto no hacían más que redoblar la apuesta: efectivamente Swans iba a tocar a un volumen ensordecedor. Los equipos Marshall y Mesa Boogie que adornaban el escenario así lo delataban.
Una melodía con aires de bluegrass les dio la bienvenida. Ahí estaban: Gira con su guitarra, su lugarteniente Christoph Hahn y su lap steel, el Druida Norman Westerberg en segunda guitarra, el amenazante Christopher Pravdica al bajo, Paul Wallfisch en los teclados y Phil Puleo en batería. Y lo que siguió fue algo a lo que el gastado calificativo de histórico no le queda para nada grande. El “Sauna de Lava Eléctrica” de Luis Alberto Spinetta hecho realidad.
Varios son los puntos a destacar. El primero es el uso y el abuso que Swans hace de un recurso tan obvio como es el volumen. La escucha sin tapones auditivos era el secreto: ahí se podía apreciar sin restricciones como Gira y Westerberg fundían sus guitarras en un bloque monolítico que pasaba del drone a una pared de sonido atroz sin solución de continuidad y que sólo podía ser interrumpido por las intervenciones del lap steel. El segundo ítem es el abandono de ese sonido wagneriano, marca registrada de Swans, en pos de un noise intencionalmente dañino, sin por eso resignar un ápice de su maximalismo: todo es exagerado, brutal, atemorizante. Y también hay que mencionar la voz de Gira, que bebió de las mismas aguas del New York City Blues que el fallecido Alan Vega a la hora de pasar del susurro al alarido, un arte dificultoso y en vías de extinción que también tiene a Nick Cave entre sus cultores.
Incomodidad para el oyente, que debe trabajar para entrar en la sintonía que propone el sexteto. Incorrección, en una época en que el término que debería ser norma en el rock parece estar mal visto. Libertad para experimentar. Una ética a prueba de balas para un show que pone a prueba y examina al espectador, y le saca lo mejor y lo peor de sí mismo. The Glowing Man marcó el final del concierto de Swans, y fue un momento en donde la gente salió solita de Niceto sin siquiera amagar a pedir un bis. Ya el grupo había ofrecido todo y la gente le había brindado su energía en silencio: ahora esa energía les pertenecía a ellos. Quienes asistieron al concierto saben que el rock aún puede cambiar, aunque sea por un rato, la vida de las personas. Y los que no puede que se hayan perdido un hecho irrepetible, si es que Michael Gira cumple con su amenaza y separar a Swans tras esta gira. Después de verlo en vivo, se sabe que ese hombre es capaz de cualquier cosa, y que no da contradecirlo.
SET LIST (Duración: 112 minutos)
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No Words / The Knot
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Screen Shot
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Cloud of Forgetting
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Cloud of Unknowing
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The Sleeper
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The Glowing Man
COBERTURA DE PRENSA
El aplauso eterno después de Cloud of Unknowing habló por la psiquis de todos.
Que tremendo viaje.